CIRCULACIÓN ÚTERO PLACENTARIA

El útero es irrigado por las dos arterias uterinas, derecha e izquierda, las cuales recorren lateralmente al útero en forma ascendente en el ligamento ancho, anastomosándose con la arteria ovárica. En este recorrido dan origen a las arterias arqueadas o arcuatas que pasan medialmente y penetran el miometrio. Las arterias arcuatas se dividen casi inmediatamente en ramas anteriores y posteriores, recorren circunferencialmente entre el tercio medio y externo de miometrio y se anastomosan libremente con ramas del lado opuesto en la línea media. Durante su recorrido, las arterias arcuatas dan origen a las arterias radiales que se dirigen directamente hacia el lumen uterino.

Cerca de la unión endometrio-miometrio, la arteria radial da ramas laterales rectas que irrigan el miometrio y la parte basal del endometrio, de modo tal que en el embarazo el desarrollo decidual es dependiente de estos vasos. La continuación de la arteria radial dentro del endometrio basal y funcional da origen a la arteria espiral, que tiene forma ensortijada. Al llegar al lumen uterino, se angosta y divide en varias pequeñas ramas que siguen un curso recto antes de terminar en el plexo capilar, justo debajo del epitelio endometrial, dando irrigación al endometrio y a las glándulas uterinas.

Lo interesante de conocer estos pequeños vasos es que tanto la pared de las arterias radial y espiral son ricas en músculo liso e inervación autonómica frente al estímulo adrenérgico endógeno y exógeno. Esto le da particular importancia en estados de vasoconstricción, especialmente en el segmento miometrial cerca de la unión endometrio-miometrio. Posteriormente, durante la invasión trofoblástica, las arterias espirales pierden el músculo liso de su pared y se convierten en vasos espirales dilatados que en su segmento distal llegan a medir 2 a 3 mm de diámetro formando una cámara en forma de embudo; se abren a través de la placa basal, sin reactividad a estímulos vasoactivos, reduciendo el riesgo de vasoconstricción espontánea y perfusión intermitente; ello representa una de las principales adaptaciones morfológicas maternas.

Referencias

Apaza, John. (2014). Revista de Ginecología y Obstetricia.SCIELO:Perù

Deja un comentario

Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com.

Subir ↑