IRRIGACION DE LA PLACENTA.

La placenta humana es de tipo velloso hemocorial y corioalantoidea, porque las vellosidades coriónicas se encuentran rodeadas de sangre materna y los vasos vellosos derivan de la circulación alantoídea fetal. La placenta se encuentra perfectamente bien delimitada a partir del tercer mes y va creciendo en forma proporcional al crecimiento uterino. Le corresponde un 25 a 30% de la superficie interna del útero.

Desarrollo de la placenta dentro de la cavidad uterina.

En el primer trimestre ocupa hasta un 80% de la cavidad endometrial, por lo que en el estudio con ultrasonido se describe un gran numero de placentas bajas cerca al orificio interno, lo que se modifica a medida que avanza el embarazo. Este fenómeno se denomina migración placentaria y ocurre al integrarse el segmento inferior al útero.

Crecimiento y pedo de la placenta.

Al término del embarazo, la placenta, que tiene forma de disco, mide 20 cm de diámetro y 3 cm de espesor. Su peso aproximado es de 500 gramos. El disco placentario tiene una cara que esta en contacto con la decidua uterina, la cara materna, y otra, la cara fetal, que este recubierta por el amnios. La superficie materna tiene apariencia rugosa, ya que posee 20 a 25 sectores llamados cotiledones, separados unos de otros por tabiques deciduales intercotiledonarios. Sobre la superficie de los cotiledones, de aspecto granular, se aprecian múltiples perforaciones que corresponden a los vasos maternos rotos al despegarse. La cara fetal, en cambio, es lisa por su recubrimiento amniótico, debajo del cual se aprecian las arterias y venas corionicas que convergen hacia el cordón umbilical.

Anatomía macroscópica de la placenta: a) cara fetal y b) cara materna.

Hemodinámica placentaria.

La sangre materna procede de las arterias uterinas se distribuye en el espesor del miometrio, hasta llegar a las arteriolas espirales de la decidua. En estas arteriolas la sangre tiene una presión de 70 mm Hg, que es considerablemente mayor que la presión del espacio intervelloso (10 mm Hg), por lo que pasa al interior de este espacio y se distribuye en forma de chorros de vapor; baña la totalidad de la superficie de las vellosidades corionicas, al circular entre las arborizaciones y volver a la placa decidual, en donde es captada por las venas uterinas, que tienen una presión menor.

Desde el punto de vista de la circulación fetal, la sangre llega a la placenta por las dos arterias umbilicales que provienen de las arterias iliacas del feto, y se ramifican en el interior de las arborescencias que constituyen las vellosidades coriónicas, hasta llegar a la parte más delgada de estas; de aquí regresa las venas y se van uniendo hasta llegar a formar la vena umbilical, que desemboca en la vena cava inferior del feto.

Es a nivel de las camaras intervellosas en donde la sangre proveniente del feto descarga su bióxido de carbono, agua, urea, hormonas y demás productos del catabolismo fetal, al mismo tiempo que se provee de oxigeno, agua y electrolitos, glucidos, lipidos, proteínas, vitaminas, hormonas y anticuerpos. Esta zona constituye la mal llamada barrera placentaria, ya que en casos anormales tambien deja pasar algunos virus y medicamentos provenientes de la sangre materna. Se piensa en la actualidad que es probable que las prostaglandinas intervengan en la regulacion de la hemodinamia placentaria.

Referencias:

Mondragón, H. (2012). Obstetricia básica ilustrada.(6ta Ed.). México. Trillas. – Scielo.(2015). Flujo sanguíneo uterino en el embarazo. Perú. Recuperado de: http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2304-51322015000200006

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